miércoles, 24 de abril de 2013

1969: Desde que te he conocido ya no vivo llorando ¡hey!...


Cuando yo tenía 10 o 12 años, había dos tipos de raros. Los que veían alguna vez el UHF, que ya eran raros. Y luego, los que no tenían tele. Esos éramos los raros-rarísimos. Porque vale que había gente que podía escasear de pecuniario para agenciarse una (difícil; antes pasar hambre que no tener caja tonta). Pero  en una familia con dos sueldos (aunque fueran de maestros), que no hubiera tele, era el colmo del snobismo.

La verdad es que mi madre nunca soportó estar demasiado tiempo delante de ese aparato. Creo que lo heredé. Y mi padre, pues si quería ver el fútbol se iba, por este orden, a casa de doña Pura (vecina de enfrente); a casa de don Feliciano, vecino de abajo; o al bar de la esquina, mucho peor visto. El caso es que llegado 1969, la tele nacional decidió dar otras cosas que no fueran noticias del mayo francés (del español ni se hablaba, por supuesto) y producir su primera emisión en color: el festival de Eurovisión.

Massiel había ganado el año antes, así que nos tocaba organizar. Como al caudillo eso de la ópera se la traía al pairo, que su excelencia era más de zarzuela, decidieron cargarse el Teatro Real para montar una sala de conciertos eurovisivos. Y bien que se lo cargaron. Pero oiga usted, España tenía que salir en las teles europeas y, a ser posible, volver a triunfar, el gesto alegre y firme el ademán.

Así que aquel día la cita era abajo, en casa de don Feliciano y doña Sole. Seguro que Carmen Casado -que lo mismo esta leyendo esto- se acuerda. Creo que incluso llevamos unos silletines plegables de tela, de esos de la playa; lo mismo éramos diez o doce. Pero la primera emisión en color de TVE merecía el evento. De los de mi familia, todos menos mi hermano. Los de abajo, otros cuatro. Y yo creo que había alguien más. Oberbuquin total para aquel saloncito de bloque de maestros.

Así que empezó la cosa, tarifo-trairo-riro tiro-tarirorio, tariroriro… Y en blanco y negro. Nervios. El dueño de la tele, el que más. Y empieza la emisión. Y en blanco y negro. Y don Feliciano se enfurece. ¡Con lo que le habían cobrado por el último arreglo! La apaga, la enciende, le da a la ruleta del los canales, la vuelve a apagar; cuatro canciones, por lo menos, dándole al pobre aparato hasta en el manual de instrucciones. Mi padre, que, como siempre, “si no tenemos tecnología, qué coño de color van a poner éstos”. Doña Sole, mucho más práctica, serena los ánimos: “pondrán el color cuando salga España”. Así que espera y tensión.

Y por fin “dirige la orquesta, Alberto Algueró…” Madre mía chaqué y dentadura en blanco y negro. Y todo lo demás. Y el traje de Copito-de-Nieve que nos lleva la muchacha. Y desde que te he conocido, ya no vivo llorando, ¡hey! pero en blanco y negro, ¡hey!. ¡La de hostias que se llevó aquel televisor aquella noche! Menos mal que el sinsabor del no-color lo endulzó que ganamos. Bueno, quedamos empate entre un montón, pero ganando todos.

Aquella tele no emitió nunca en color. Luego ya vino mi hermano, que estudiaba en una capital, a explicarnos que las emisiones en color sólo se ven coloridas cuando se tiene un aparato nuevo para eso. Acabáramos. Pobre Lavis, los guarrazos que se llevó aquella noche y resulta que es que no era modelna.

Creo que don Feliciano fue incluso a preguntar cuánto le costaba un monstruito colorido. Posiblemente, dos o tres sueldos de maestro de los de entonces. Imagino; porque en vez de comprarse una tele nueva, se compró un filtro de plástico colores, mucho más barato. Salía John Wayne por la derecha con la cara amarilla y los pantalones verdes y según avanzaba hacia el centro, se le ponía el ceño azul y las pistolas moradas. En color era, pero daba un mareo impresionante. Eso sí, a don Feliciano le informaron que era bueno, porque reducía las radiaciones.

No os lo vais a creer. En el último momento, TVE había tenido problemas de trasmisión de señal. Y emitió el festival en blanco y negro… 


5 comentarios:

  1. pues todo cierto y desde luego que Carmen puede leerlo, se lo acabo de remitir por mail. Seguro que estará encantada de que los recuerdes en esta crónica y en más, que puede haberlas.
    Éramos un bloque tipo "la rue del percebe, nº 13".
    Muy bonito, y muy bien recordado.
    Dª Sole y D. Feliciano no pueden agradecértelo, seguro que Carmen y su hermano: sí.

    ResponderEliminar
  2. Miguel eres único, gracias por el buen rato que acabo de pasar leyendo tus recuerdos, iguales que los míos pero con unos años más, cambia a Don FEliciano por mi abuelo y añade unas cuantas personas más (mi familia es muy numerosa) y lo mismo.
    Reyes muchas gracias por enviarlo
    Abrazos

    ResponderEliminar
  3. ¡Que bueno!!!. Que grato recuerdo. De ahí venimos, aunque ahora nos parezca la prehistoria. Gracias Miguel por traer la sonrisa y también la ternura de los personajes que fuimos. ������

    ResponderEliminar
  4. ¡Acabo de recordar que por aquella época mi padre vendía televisores, para sacarse unas pelas extras. :D

    ResponderEliminar
  5. Gracias Miguel, que emotivos recuerdos. Curiosamente a mi padre no le interesaba nada la tele, él sólo veía lo q el llamaba « el parte».Yo lo q más recuerdo es la llegada a la Luna, ahí si q había un lleno, estaban hasta tus primos jajajaja

    ResponderEliminar