jueves, 6 de junio de 2013

1991: Despega TIEMPOS LIBRES.

Lo único bueno que tuvo mi visita la URSS fue que me aclaró todo lo que yo no quería ser y lo que yo no quería hacer. Cuando llegué a Artek, a aquel campamento de pioneros, la idea era crear federaciones sectoriales en la UJCE. Yo me encargaría de la de tiempo libre. Pero en Crimea conocí a gente de movimientos diversos, fundamentalmente a los del ARCI Ragazzi italianos. Estaba claro que aquel sí era el modelo.

A la vuelta a España planteé hacer una organización autónoma, con estatutos y personalidad jurídica propia, que pusiera formar parte de las Juventudes de manera similar a Estudiantes Progresistas. Fui a Italia, a Orvieto, a conocer de cerca qué hacían y cómo se organizaban los ARCI. Me gustó su gente, su frescura, su independencia del PCI, sus actividades. Poco a poco, entre Madrid y la casa de la Cierva (en Santa Cruz), fuimos reuniendo gente que se formaba como monitores y que contribuía a completar el proyecto.
Nos gustaban los plurales, por eso nos gustó “Tiempos Libres”. Recortando letras de “El País Semanal” (entonces no había ordenadores de diseño gráfico y le letraset era carísimo) compuse las palabras y rellené de los colores básicos las tripas de de la P la B y la R. Sé que era un poco copia del logo de Banesto, pero quedaba guay. El Pepito (el muñeco con la bola del mundo, lo saqué de algún comic que me había traído de Rusia.
En 1989 tuvimos nuestro primer campamento. En la escuela hogar de Belmonte de Miranda. Allí apareció Dolores, aquella mujer fantástica que tan buenas comidas nos cocinó. Había gente de Málaga que había montado campamentos con CC.OO. Al año siguiente, cuando todo parecía correcto, estando en un campamento en El Escorial, ocurrió lo peor: el desfalco. Aprovechando la buena relación entre ambas organizaciones, alguien de la UJCE decidió sacar todo el dinero de Tiempos Libres, dejándonos sin nada. Era mucho, mucho dinero de pequeñas subvenciones pero, sobre todo, de las cuotas que habían puesto los chavales: 400.000 pesetas; mucho para una asociación juvenil de aquella época. Me deprimí bastante y decidí dejarlo todo. Pero la gente que me apoyaba (valencianos, canarios y mis chicos de Madrid) decidieron que tirábamos para adelante. Eso sí, solos. Arrieritos éramos y ya nos encontraríamos algún día en el camino.

Convocamos un congreso, ya como entidad independiente, a finales del 90 en el albergue de la Casa de Campo. El segundo (supuestamente el primero había sido la fundación). Debatimos unos textos, hablamos de lo divino y de lo humano y nos conocimos. El cartel tuvo un éxito grade: puro plagio que –menos mal- no descubrió la fundación Miró. Nos fuimos al local de la COACUM, en Chueca y empezamos nuestra buena relación con catalanes y franceses.
El 91 fue el despliegue definitivo de aquella aventura. Tenía que salir, por narices y salió. Tuvimos una buena oferta de campamentos. Alberto se quedó como responsable internacional y nos fuimos en mi Patrol a París a hablar con los FRANCAS. No teníamos dinero ni para gasolina, así que la tomábamos “prestada”; y alguna comida también. Todo fuera por la educación de la infancia española.

Hicimos intercambios. No sólo con rusos, también con cubanos, húngaros, italianos y franceses. Y campamentos cutrecillos pero molones (Peñota, Alcossebre…) Algunos padres pijos nos pidieron una granja escuela, así que en el 92 la hicimos. Nos costó un pastón y, como se habían ido todos a la expo, perdimos un dineral. Otro batacazo económico más. Ese fue el gran problema de Tiempos Libres, la permanente deuda.
Pero a grandes problemas, grandes soluciones. Necesitábamos formar más monitores con los niños que nos crecían. Montamos un curso itinerante (Ciudad Escolar-Peñalara-Manilva) con una subvención europea a cambio de formar también monitores búlgaros. Aquellos, en vez de mandarnos a los monitores, vendieron el viaje y nos llegaron un montón de snobs con el morro arrugado. Pero eso dio cohesión al grupo. Con la subvención de aquel programa “Tempus” volvimos a remontar el vuelo y poder contratar un coordinador. Como éramos progres, decidimos que fuera un contrato fijo; Andrés lo dejó a medias y perdimos la subvención. Y su sustituto nos robó hasta el alma.

Poco a poco la gente de Canarias y de Valencia se fue descolgando. Pero en Madrid, resistimos y nos ampliamos. Tras Manilva, aquella escuela en plena playa, abrimos Candás, de lo que ya he hablado. Hasta 1996 tuvimos una oferta importante de campamentos. Asambleas de renombre, como la de San Sebastián de los Reyes. La Olimpiada no competitiva. Las rutas transcantábricas. Los viajes en el "Abe" a Francia. La paella con albóndigas. Los clubes infantiles. La encerrona aquella en Velingrado. Los findes en Las Tórtolas. La noche romana diurmiendo en el Ara Pacis... Tantas cosas…
Para los que les gustan las cifras, incluidos los de Canarias y Valencia hicimos casi 70 campamentos quincenales de verano, en instalaciones de lo más diversos y en nuestros dos "albergues" (Manilva y Candás). Teníamos en los mejores momentos, cinco clubes infantiles funcionando todos los sábados. Por la Olimpiada No Competitiva de 2003, pasaron casi 2000 niños en sus diversos emplazamientos. Llegamos a tener 300 chavales socios. En el momento de mayor actividad, unos 40 monitores. Hicimos tres cursos de monitores y uno de coordinadores, para nuestra gente. Y cada año se hacían asambleas, no sólo de monitores sino también de padres. Creamos un estilo de trabajo propio, absolutamente igualitario y coeducador. Cuando la gente pregunta por qué tantos chavales de TT.LL. salieron gays, que no se preocupen, no se contagiaron; simplemente se quedaban en un espacio donde se respetaba una orientación que empezaban a descubrir en su adolescencia. Teníamos garantizada una salida de fin de semana al mes para todos los chavales por precios irrisorios (eso sí, había que pagar la cuota de socios), y siempre había espacio para niños que nos remitían los servicios sociales. E hicimos, en colaboración con ayuntamientos, un montón de campañas de juegos cooperativos, de salud infantil o de prevención de la violencia en la escuela. Éramos miembros de la Federación Internacional de Intercambios educativos de niños y adolescentes (F.I.E.E.A.), donde éramos reconocidos y respetados y, en muchas ocasiones, nos llamaron a hablar y participar en encuentros internacionales.
En el 96 yo estaba agotado. Me había venido a vivir a Coslada y para mí era un esfuerzo grande ir todos los días a Madrid. Había que renovar pero no lo hicimos (o lo hice) bien. Muchos de nuestros “niños” habían crecido demasiado y ya tenían proyectos profesionales lejos de TT.LL. y los que accedieron a la dirección no tuvieron un criterio demasiado sólido y les faltaba capacidad de trabajo en grupo. A pesar de los buenos documentos que aprobamos enmarcando el camino, las divergencias del nuevo equipo les hicieron naufragar. Para colmo, se había dejado de justificar una subvención y la Comunidad de Madrid nos la reclamó. Saqué dinero de donde pude y les pedí que, o se entendían o cerrábamos aquello. Lo cerramos.
Puede ser que mi excesivo liderazgo fuera un lastre demasiado pesado. Pero que también, la inmensa mayoría de la gente que se acercó, lo hizo para sacar dinero y no para construir movimiento social. El grupo de gente que creció en la organización (Susana, Cristina, Vero, Iván, Patty, Javi, el Flanes, Daniji, los Alex, los Pérez, los Benítez, tantos que me olvidaré) lo hicieron fenomenal. Pero no podíamos dar más.
¿Se entiende ya por qué mi obsesión en garantizar unas finanzas transparentes y boyantes a todo lo que creo en el mundo asociativo desde entonces?

Lo que sí que sé es que di de mí todo lo que pude. Hicimos algo muy muy grande. Contra viento y marea. Y hoy, cuando veo a mis "niños" crecidos; cuando les oigo como el otro día a Diego, en el entierro de su padre; cuando veo a Javi en el CERN de Ginebra, a Patty y Vero continuando en la educación o a Yuyu, en cuando quedamos en las bicis críticas, me emociono un poco porque creo que hay mucho de mí en todos ellos.

3 comentarios:

  1. Yo lo la Patty, a la que Miguel se refiere, persona comprometida con el mundo en el que vive, luchadora y emprendedora, de causas a veces imposibles y otras improbables...Si hoy soy lo que soy, es en gran parte gracias a esa época vivida en la que aprendí a trabajar en grupo, a crear algo diferente y posible con mucha más gente, a divertirme trabajando y a trabajar sin descanso divirtiéndome, a ayudar y a dejar que me ayudaran, a querer siempre más y a intentar que los demás sintieran que yo estaba a su lado....
    Si hoy me visto de verde, o de blanco o de morado, si hablo en la Asamblea de Madrid, presenteo mociones o doy entrevistas, cuando a mis chavales de 15 años les pido que luchen y a mi hija le enseño a no conformarse....si hoy soy todo eso, es también gracias a Miguel.

    GRACIAS MIGUEL, por enseñarme a ser lo que soy.

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  2. Joooo, que me emociono!!! Muchas gracias Patty, a ver cuándo hacemos otra quedada..

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  3. Miguelito!!!!!

    en cuanto consiga que el cole de mi niña se quede como está y no lo cierren, prometo organizarlo ;)

    Pasarlo muy muy bien este finde!!!!!
    Mua smuas muas muas

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