domingo, 12 de mayo de 2013

1976: Moisés el maestro

Un maestro en sentido general, es una persona a la que se le reconoce una habilidad “extraordinaria” en una determinada área del saber, con capacidad de enseñar y compartir sus conocimientos con otras personas. Profesor es aquel maestro dedicado a la enseñanza. Los llamemos como los llamemos, somos –fundamentalmente- el resultado de nuestro modelaje por maestros.

Yo no me puedo quejar. Claro que he tenido algunos malos y mediocres. Pero la vida me ha dado, sobre todo, grandes maestros. Recitaré los cuatro primeros: doña Julia, don Laurencio y don Feliciano; complementados por doña Teresa, que fue directora por el día y maestra "compensatoria" mía a deshoras.

Tras don Carlos, con su sistema de movernos cada rato avanzando y retrasando puestos, pasé a un colegio donde no sólo eran nuevas las paredes. Había más novedades. La primera que don Moisés resulta que no era don Moisés; que había que llamarlo Moisés a secas. Joé, qué difícil. Y luego muchas más: ya no estábamos sentados en filas, sino en grupos; no había clases de listos y torpes, sino que estábamos mezclados y por orden alfabético. La más llamativa fue cuando uno que se meaba le dijo a Moisés la frase de siempre “¿puedo ir a hacer aguas? ”. “¿A hacer aguas?, ¿qué es eso? A mí explícamelo en castellano, si no entiendo qué es lo que quieres hacer, no te puedo dejar ir”. Madre mía, hasta que el muchacho encontró la palabra: “¿Puedo ir a mear?” Grandes risas en toda la clase; sobre todo pensando en cuando a alguno le tocara ir a hacer de vientre…
Moisés era un maestro joven y moderno. Que nos hacía dibujar comics, trabajar en grupo, aprender a debatir… Le tocó el curso en que colgaron los dos grandes cartelones: el testamento político de Franco y el discurso de coronación del rey. Nos animó a hacer cosas nuevas y se portaba bien con todos. Pero un día de 1976 decidió irse de maestro con los emigrantes. 

Le hicimos una especie de fiesta en la clase y luego nos escribimos muchas cartas. Según se fue, rápidamente nos separaron a los listos de los torpes: pero los tiempos estaban cambiando y al año siguiente, por ejemplo, ya nos mezclaron con las chicas. 
Supimos, por un primo mío que trabajaba con él en los programas de Ministerio Español con emigrantes, que murió a los pocos años. No sé de qué. Pero fue alguien importante en mi vida.

Luego vinieron José Luis, don Jerónimo (que aunque usaba el don, era también buen profe). Y en el insti, los grandes: Magdalena Pérez, Luis Benito, Mercedes D'Harcourt, Joaquín "el chino", un par de profas de francés... A los que no molaban y, sobre todo a aquella tonta y facha que llegó a prohibir una función de teatro, ni les miento. Si he de recordar a aquel patético ultraizquierdista, maoista engreído, acosador verbal, feo a la par que subjetivo y –sobre todo- homófobo; con el que tuve -ya os podéis imaginar- bastante mala relación.

Mi decisión de estudiar a distancia no me ha permitido poder contar una larga lista de grandes maestros. Hasta que hartos de no entender la prehistoria fuimos a clase. Y un día apareció José Manuel Quesada, el último de mis grandes (por ahora). ¡Qué ganas de pintarnos “love” en los párpados!

1 comentario:

  1. No mires las estadísticas.. repito como otros... Nos gusta a quienes lo leemos. Quienes no lo vivieron contigo les gusta leerlo, les parece una parte de la historia, la tuya, pero también podría haber sido la suya.
    Y a quienes compartimos contigo muchas de estas historias, momentos tan bien y gratamente recordados nos hacen vivirlos de nuevo. Menos memoria, quizá por ser mayores que tu, quizá por tener otras cosas en la cabeza cuando tuvimos tu edad. Qué buen recuerdo de maestros y maestras tienes y sobre todo que buenos recuerdos de aquellas y aquellos que pasaron por el Instituto.
    Quienes recordamos cada año, desde hace 4, nuestra adolescencia en ese mismo instituto con un encuentro de promoción: el día que se abrió, cuando lo estrenamos, cuando teníamos que abandonarlo por llover tanto dentro como fuera, cuando las chicas estábamos separadas de los chicos no solo en clase sino también en los recreos, cuando hacíamos gimansia en el suelo, duro, lleno de piedras, pero en el suelo... cuando... todo aquello pasó a la historia, también a la nuestra. Y celebro contigo que alguno de esos nombres también sean parte de ella... aunque yo recuerdo mejor al "padre Moya" matemáticas; Mª Luisa "Ciencias"; "la ris/ras" (no recuerdo el nombre) latín, ... y tantos otros. Ciertamente me gusta recordar contigo, con los otros, mi adolescencia. Gracias

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